Lutas de cães
Las peleas de perros son un lucrativo negocio para sus dueños. Entrenando a sus campeones en exhaustivas sesiones (en las que se utilizan como carnada a otros animales), son capaces de generar millones en esta actividad ilegal, además de cruel y embrutecedora. En España, Francia e Italia, el negocio clandestino de las peleas de perros mueve millones de euros, y en Latinoamérica es también muy lucrativo. Según el reporte italiano Zoomafia 2001, el negocio de las peleas de perros se asocia estrechamente al tráfico de animales (exóticos y domésticos), al contrabando y tráfico de drogas y armas: cada vez que una banda clandestina es apresada, tiene en su poder perros de pelea (incluso a veces, gallos), drogas, vehículos y/o armas malhabidas. Amparados en la oscuridad, en el ruido del ajetreo citadino o en la lejanía de terrenos eriazos, las agrupaciones que organizan las peleas caninas son verdaderas cofradías cuyo secreto es herméticamente vigilado por sus miembros.
La ilegalidad y hermetismo de esta actividad se ha visto favorecida por la telefonía móvil e internet, pues a través de mensajes SMS o mensajes cifrados en foros y chats se acuerdan los términos de la pelea y se cita a los apostadores. Con este mismo secreto y rapidez se suspende la pelea en caso del peligro que la presencia de la policía o de extraños merodeando el lugar, significa para apostadores y propietarios de los perros contendores.
Las mafias
La ilegalidad de las peleas de perros en todos los países se debe principalmente a que es una actividad que mueve mucho dinero al margen de la contribución a las arcas estatales. El dinero que se recauda por cada pelea alcanza cifras altísimas: en Europa, y dependiendo de la experiencia y currículum de los perros contendores, la apuesta mínima es de €50 y el premio puede llegar, por lo bajo, a €500 por pelea/perro. Por este motivo económico, las peleas de perros son consideradas en muchos países una falta cuyo castigo es una multa que debe pagarse al Estado. Sin embargo, por sus consecuencias e implicancias sociales y culturales, muchas organizaciones de protección y liberación animal están solicitando que se tipifique como delito, lo que supondría penas de cárcel, además de multas y/o trabajos comunitarios para los detenidos involucrados en este tipo de ilícitos. Los perros preferidos para este tipo de actividades ilegales y crueles son los llamados perros de ataque: pit bulls terrier, staffordshire bull terrier, american staffordshire, dogo argentino, fila brasilero, tosa inu, akita inu, e incluso el rottweiler.
Por sus características fisio-morfológicas, estos perros son fuertes, musculosos y atléticos; además su mordida bloquea la mandíbula y no suelta a su presa, características que los hacen ideales para pelear a muerte con otros perros. Mediante un entrenamiento siempre sangriento y brutal cuyo objetivo es enloquecer al animal para que odie al mundo y quiera dar muerte a todo lo que se mueva, estos desgraciados animales son meros instrumentos para hacer ganar dinero a sus inescrupulosos dueños. El entrenamiento consiste en el fortalecimiento físico, el debilitamiento emocional -forzándolo a vivir situaciones de stress y fracaso, para luego reforzarlo "positivamente" a través del sparring, o enfrentamiento con otros animales de menor tamaño (a los que mata compulsivamente) o de mayor tamaño (de su misma raza y/o peso, para que se curta y aprenda a sufrir).
Además, los perros son usualmente torturados e incluso, drogados para que su ferocidad aumente, y asi conseguir un gladiador potente.
Matar o morir
Las peleas suelen ser en la modalidad matar o morir, por lo que la vida de estos perros no suele durar más allá de las 4 o 5 peleas. Si sobrevive a éstas, termina sus días en la calle, abandonado porque ya está muy maltratado o herido. Estos pobres animales nunca han recibido cariño, por lo que su socialización a veces es muy difícil -aunque no imposible-. Por estos motivos, en los refugios y protectoras, la cantidad de estos animales aumenta alarmantemente.
Psicológicamente hablando, los expertos afirman que el perfil de los dueños de perros de pelea corresponde a personas psicopáticas, con fuerte complejo de inferioridad, lo que lo lleva a proyectarse como un ser fuerte y temible en su perro. El enfrentamiento del perro con otro fuerte mide a ambos machos en valentía, competitividad y fuerza. Por su parte, las personas que asisten a estas peleas son en su mayoría hombres, adolescentes y adultos, cuyo gusto por la sangre denotaría diversos trastornos de personalidad, generalmente psicopatías más o menos graves; que asisten a estos eventos para reforzar su virilidad y masculinidad, disminuida por algún motivo en sus vidas.
En favor de los perros sobrevivientes a las peleas, tanto veterinarios como personas de las protectoras insisten en que la raza no determina la agresividad de un perro, por lo que debidamente estimulado y criado, un perro de ataque no tiene porqué ser necesariamente un asesino. Bajo esta premisa, y velando por su reinserción, se apuesta por la re-educación y socialización de estos canes, para que puedan optar, algún día, a tener una familia que los quiera, después de vivir una vida llena de sufrimientos, tortura y muerte. Pobre vida la de estos mejores amigos del hombre.
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3 Comments:
Desde 1988 crío Pit Bull. Reportajes como el suyo son los que más daño hacen a la raza, pues se cubren de mentiras, y desinformaciones. El perro pelea por genética, por dominancia. Nada de drogas ni maltrato. La lucha entre dos machos es natural. Nunca se llevarán a la muerte, simplemente tratan de mostrar su supremacía. Las buenas peleas, las de verdad, se basan en unas reglas muy estrictas con más de 100 años de antigüedad, las Cajun Rules. En ellas se prima lo que se denomina Game. No se busca la muerte del contrario. Un buen perro supera facilmente los 2000€. No es plan de perderlo en una pelea. El perro necesita una topa, hay que probarlo. Lo que más nos molesta a los criadores de Pits es que se pierda la raza. No queremos que se conviertan en Yorkshires, un perro de caza que ahora sólo sirve para ponerle lacitos. O como el deforme Bulldog Inglés, cepa originaria de nuestros gladiadores.
No alabo las peleas, pero lamento la desinformación. Ni usted, ni el autor del reportaje han estado jamás en una pelea. ¿Sabe usted algo del porqué un perro como el pit bull, con 25Kg puede batir a un mastín español que casi le triplica?¿Se imagina usted el coraje que debería tener un peso mosca de boxeo para enfrentarse(y ganar) a Mike Tyson?
Boas tardes. De facto tem razão: nunca assisti e devo dizer que nem tenciono assistir a lutas de cães por dinheiro. Já assisti a várias lutas entre cães mas nunca por questões economicas: estas sim talvez por dominância ou pela sobrelotação dos canis onde prestei voluntariado. E não tenho nada contra a raça. Pelo contrário. mas tenho contra quem se aproveita de algumas das suas caracteristicas para o negócio.
Se o senhor gosta de lutar como diz gostar, então lute. Mas sem cães.
Não me parece que a antiguidade das regras (com mais de 100 anos, como diz) legitimem a tradição.
Assim também a circuncisão feminina seria uma tradição a manter, bem como os pés deformados das mulheres chinesas, enfim um sem acabar de "tradições"....
Não obrigado.
Que dizer destas "pessoas" que ainda defendem as lutas de câes ? Eles é que deviam de lutar uns com os outros para sentirem na pele deles! Gente sádica! Gente medieval !
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